Se esconden en los días más tristes, con probabilidad de lluvia.
Corren escurridizas de los atardeceres soleados.
Me gusta mirarlas porque me recuerdan la fragilidad de todo.
Bailan y bajan juguetonas por las orillas del techo. Se deslizan por la curva sumisa de las estanterías.
Siempre buscan algo a lo que aferrarse
misteriosas, caóticas y destructoras, buscan algo a lo que llenar de su melancolía
Me asusta el sonido estruendoso y aterrador de las ventanas, acariciadas por el viento y por el agua.
Me siento bien observandolas.
Estoy de pie, ante las dudas infinitas.
Me siento bien estando sentada.
Que suerte tiene todo lo que está en aire
que choca con tus palmas y se desliza entre tus dedos
Somos instantes que chocan unos con otros.
Aveces los humanos hacemos cosas mágicas.
Otros, sin embargo.
Solo somos errores.
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